La pelea vincula, el amor libera

Escrito por Josep Maria en 06/11/2020. Publicado en Artículos, Bienestar personal, Registros Akáshicos, Responsabilidad, Terapia Gestalt, Terapia individual.

¿SOY CAPAZ DE PERDONARME, PERDONAR O PREFIERO QUEDARME EN LA RABIA Y EN OCASIONES EN LA VENGANZA?

En nuestra neurosis hay una parte de rabia hacia la vida y el mundo.
Cuando somos niños perdemos la dignidad con mucha facilidad, y ahí desarrollamos nuestro mecanismo de defensa, que es nuestro carácter, en el que se puede manifestar una rabia/venganza contra el mundo. La venganza es una forma de coger fuerza ante nuestra herida primaria.

El primer paso para salir de esta situación es legitimar nuestra propia herida, sea cual sea, darnos cuenta de cuál es la enseñanza que podemos extraer de este hecho, de lo que vivimos en aquel momento concreto.

El segundo paso es reparar el vínculo amoroso con nosotr@s mism@s, y después con el otro.

Para algunas personas es más fácil escudarse tras el Ego y elegir la venganza, seguir en la tristeza, en el resentimiento, en el enfado hacia el mundo, en el orgullo… ¿Cómo podemos perdonar un abuso, un maltrato, o un abandono vividos en la infancia? ¿O a unos padres ausentes? ¿Manipuladores?, ¿Controladores?, ¿Desconectados?

Aquí nos encontramos ante una polaridad: el enfado perpetuo tras lo que ha sido o lo que nos faltó, o bien la rendición de lo que fue y el trabajo del soltar y perdonar.

Desde la memoria Álmica, (Registros Akáshicos) vemos que esta polaridad se puede encontrar bajo pactos o votos realizados en vidas pasadas, haciéndonos entrar en historias cíclicas, donde todas las almas hemos sido víctimas y perpetradores.

Lo que propongo con el t rabajo terapéutico, es que nos demos cuenta y hagamos consciente lo inconsciente, para poder trabajarnos: bloqueos, sufrimientos y todo aquello que en el Aquí y Ahora nos está haciendo quedar atrapad@s en el dolor y perdiendo nuestra energía.

Se trata de un proceso terapéutico en el que darse cuenta de dónde estoy atrapad@, identificar qué emociones me mantienen anclad@ en baja vibración (miedo, enfado, ira, rencor), ver qué aprendo yo de esto, qué hay allí para mí, hacerme responsable y realizar un trabajo de sanación.

“Ojo por ojo y el mundo quedará ciego”
Mahatma Gandhi

El perdón es una llave que abre la puerta de nuestra liberación para salir del bucle y nos entrega a la sanación. Las heridas del pasado no terminan de cicatrizar si no logramos perdonar, y se nos irán mostrando de diferentes formas a lo largo de la vida, repitiendo el mismo patrón dañino. Necesitamos saber que el perdón es una de las energías que abre en el Aquí y Ahora los futuros alternativos en las líneas temporales.

Cada vez que entramos en rabia o en posibles venganzas hacia quien nos ha hecho daño, la vida nos brinda una nueva oportunidad para darnos cuenta de si nos quedamos en bucle ante patrones repetitivos (y, por tanto, vinculados a esa persona que nos dañó) o bien, nos abrimos a la posibilidad de la sanación y el aprendizaje. Y entrar en una nueva energía más amorosa para nosotr@s y para aquello que entregamos a nuestras relaciones.

Perdonar no significa no poner límites o aprobar la conducta del otro sin más, ni implica que el otro quede impune por su acción dañina. Tampoco es negar el daño causado hacia nuestra persona, o justificar ciertos hechos y hacer como que no pasa nada.

El perdón no se practica quedándonos en un patrón de buenismo, en una actitud de perdonar todo sin cuestionarnos nada por necesidad emocional, en miedo a la soledad, en el rechazo o quizás en el quedar bien.

El perdón se lleva a cabo desde una liberación álmica, desde un aprendizaje interno. Es de una frecuencia muy alta; no es un acto intelectual. Constituye una conexión con la frecuencia de quiénes somos, y puede ser integrado dentro de un proceso terapéutico.

Hay varios pasos a seguir en el trabajo del perdón:

Ser consciente de los orígenes y causas del conflicto.
Comprender por qué nos vinculamos a este conflicto.
Preguntarnos sinceramente si estamos dispuest@s a traspasar esta prueba e incorporar el aprendizaje en nosotr@s.
Hacer una descarga de la rabia acumulada (si así se precisa, a nivel corporal)
Aceptar lo que ha sido como prueba de vida y crecimiento espiritual. (aquí nos enfrentamos a la injusticia, al dolor, a la herida psicológica).
Aprender (qué hay ahí para nosotr@s, qué nos da la liberación, desvinculándonos de ese hecho pasado).
Devolver la energía vinculada por ambos lados.
Agradecer y dejar libre.

Otra parte del trabajo del enfado y la vinculación desde la rabia es tener la suficiente humildad para denunciar que también yo en ocasiones he herido y causado dolor, consciente o inconscientemente (quizás atrapad@ por la rabia, movimientos inconscientes, o quizás en ese momento no supe hacerlo de otra forma y mi reacción fue la que fue).

Es muy importante comprender que esa persona que nos dañó en el pasado o quizás te esté pasando en la actualidad, es nuestra gran MAESTRA, quien nos muestra lo que nos queda por realizar. Seguir en el resentimiento es quedar encadenado a votos y pactos que no te dejan evolucionar, es seguir con el patrón del sufrimiento.

Seguir vinculad@ a la persona y al hecho, ya que, si en mi sigo pensado o sintiendo dolor, todo sigue aquí y ahora perpetuándose.